Trovador invisible, humanamente inhumano, desgarradoramente ausente como un anillo en el dedo mas pequeño de la mano mas grande, pasas y lo dejas todo, nada, algo, puede ser...
Tu nombre me miró con los ojos cerrados ocultando pensamientos, ocultando la lluvia el sol y la sombra. Una esponja pareces de todo lo que absorbes, una esponja de colores inventados y también pareces una planta corredora de esas que se esfuman con el viento, vas a merced de tus sentimientos eres sentimiento libre.
La humedad humedece mis ojos, las lágrimas fluyen lento caminando por mi nariz hasta que un pañuelo blanco las absorbe. Inocente mujer de no más de 20 años, esa mirada vidriosa le concede misterio, pero tan solo es miedo, miedo enraizado en los cimientos de su mente, su mente de mujer inocente, mujer inconciente. Caminando la vi hace tiempo, caminando por una calle sin fin, en una playa, en un desierto, besando a un hombre, un hombre sin nombre y lastima no siento por ella, lastima no… con cochitas escribia en la playa
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