la corbata floreada

No se cual fue el segundo exacto en que me enteré de esta historia, creo que fue en la playa, mientras una ola se me venia encima y miles de gotas blancas y espumosas caían sobre mi ropa, hoy de esa ropa no queda nada, quizás algún botón perdido por algún calcetín roto pero nada para recordar, en el fondo la ropa es solo eso tiras de tela que cubren el cuerpo para esconder la desnudez y para proteger del cruel frío, frío habitual en el alma.

Tenía los dientes separados, tenia los lóbulos del cerebro separados, ¿importa? comía yogurt viendo algún programa cultural en el televisor que siempre estaba encendido...

-¿No has visto mi corbata?
-No
-Es esa corbata floreada, tu sabes cual es, dime donde esta
-No

Carmen del carme, nombre poco habitual y habitual al mismo tiempo Carmen del Carmen Esteban Dorador Gutiérrez, le hubiera gustado ser marinero pero nunca tubo el temple para hacerlo, siempre le decían cuando niño que no serbia para nada que era un escuálido muchachito de papel que se volaba con el viento, nunca decia nada, no sabia defenderse.

-Oye ven
-(burbujas de saliva)
-Ven para acá
-(crujir de huesos de las manos)
-Mira

Caminando lo encontré esa mañana, no hacia frío tampoco hacia calor, lo ame desde el primer maldito instante en que aquel adefesio desgarbado y de zapatos rotos se cruzo en mi camino, tenia los ojos brillantes, brillantes como el sol, como el cielo y ni siquiera se le podían distinguir bien los rasgos de su rostro detrás de las capas enormes de suciedad y tiempo, aun así yo sabia que era el ser mas hermoso que había sobre la tierra o por lo menos sobre el cemento que nos cobijaba aquella mañana frente a las olas furiosas de un océano insolente. Su ropa era tan graciosa, sucia y graciosa, adorable, tenia una flor en su cabeza, una flor morada, y eso fue un detalle tan maravilloso...

-Me da una monedita señorita linda
-(risa risueña)
-De que ríe usted, ¿de mi ropa?
-(movimiento de la cabeza en positivo)
-¿No le gusta acaso mi corbatita de flores?
-Este súper bonita caballero, nunca había visto algo mas bonito en mi vida, si le doy unas moneditas ¿usted me la regalaría?
-Eso no se pregunta

Debo reconocer que el aroma narcótico del licor fermentado que expelía su cuerpo se colaba en mis narices y las ahorcaba vorazmente, mas aun lograba provocar efectos alucinantes de borrachera en mi persona, sentía deseos de oler lo no se puede oler de tocar lugares que realmente podrían parecer un misterio para mi a mi edad. Su edad un misterio aun mayor que el mas grande de todos los misterios, fácilmente podría haber tenido 25 o 40.

Continuara... cuando me encuentre una mariposa violeta parada sobre una concha de caracol marino... solo asi continuará

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