Nunca es tarde para empezar a contar palomas.


Delfina aquella tarde no encontraba sus lentes, los busco por todos los lugares imaginables y aun mas en los inimaginables, no estaban sobre la mesa ni en sus patas, no estaban bajo la almohada ni dentro de ella, entre los platos sucios apilados de la cena anterior menos aun... se fueron por el agujero de algún recuerdo olvidado, pensaba ella. Delfina no podía ver nada, todo era una nube luminosa de formas sin forma ni limitaciones, los colores transpiraban energía delirante y ella sentía que en cualquier momento perdería la razón y caería al piso sumida en la sensación más placentera que sus sentidos hubieran podido imaginar como cuando Frank acaricio sus axilas, Frank siempre adoro sus axilas pero Delfina aun mas adoraba las de Frank aunque nunca pudo verlas… se amaban con ropa en el piso de algún lugar inexistente jamás vieron sus cuerpos desnudos reposar sobre sabanas floreadas pero sintieron la piel contemplada de frío y placer, mínimo placer máximo placer como el denominador subjetivo de los lentes que Delfina perdió aquella tarde… hoy es domingo y mañana es jueves y quien nace un jueves no es igual a quien nace un domingo pero si su nombre es Domingo y nace un jueves esta liberado de toda culpa existente.


Libélula Narcótica que se mete en mis oídos y me inventa estos escritos...

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