Sé que me visitas de repente con ese aroma diamante de flor antigua y dormida. Siempre recordaré cuando peiné tu delgado cabello antes de que tomaras el tren, te puse una cinta de raso azul marino en la cabeza, lo recuerdo tan bien, tu sentada en esa silla de madera que traje de tu viejo comedor, te sentaste y ahora atesoro ese recuerdo como la triste melodía de esa cajita musical con flores de plástico transparente y luces que tenías muy bien guardada y solo de vez en cuando podíamos ver.
Los recuerdos, instantes imperceptibles hoy son tesoros invaluables.
Los recuerdos, instantes imperceptibles hoy son tesoros invaluables.
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