Ya se lo que quiero ser en este mundo!
Se iluminó su frente cuando al fin descubrió su propósito en este mundo loco loco y delirante, tomo las llaves de su auto, sorbió el último trago de té de la taza de porcelana verde y la dejo caer al piso para que se quebrara, nada le afectaba. Ligero y veloz no se preocupo de cerrar puertas ni de despedirse de nadie, no apagó luces y dejo besos encendidos esperando en la alcoba, no importaba nada, ni ahorro energético ni amante deseoso en sabanas de flores, se subió al auto, encendió el motor, espero unos segundos contemplando la calle que parecía desvanecerse bajo las luces naranjas del alumbrado publico, puso las manos sobre el volante levanto la cabeza hacia el techo, el motor ronroneaba como un pequeño gato, y se bajo como un relámpago del vehiculo.
-Si claro, tu puedes tener muchas cosas, muchas cosas
-no, yo en realidad solo tengo algo escondido en las uñas
-¿es un regalo?
-No
-entonces no me interesa, solo me interesan los regalos
-¿te vas?
-si
-¿donde?
Caminaba por las calles con una sonrisa hervida de marioneta recién parida, no tenia ojos para nadie mas que para la luz que decía sentir en su alma, un hombre de sombrero negro y gafas cuadradas la detuvo en una esquina, le preguntaba algo sobre una calle, ella le mordió el dedo y se fue corriendo y sonriendo emocionada, mas emocionada que nunca, mas emocionada que siempre, no se si escuchaba alguna voz en su cabeza, alguna voz pacifica que le decía cosas bellas pero si se que ella decía estar iluminada y que nunca en su vida había estado mejor, perdió el pudor.
Por la tarde de 19997 en una ciudad pequeña y angosta Gustavo Pérez tiraba sus zapatos al agua de una pileta ubicada en el centro de una plaza de una ciudad angosta y pequeña, Gustavo no tiene involucración alguna en esta historia, en realidad Gustavo no existe, o quizás si, aparece en la historia pero mas adelante, bueno, me presento antes que nada, yo soy el narrador, no daré mi nombre ni mi edad ni mi sexo porque simplemente soy el narrador pero bueno revelare que soy mujer y que tengo ciertos trastornos mentales, por ejemplo la semana pasada intenté degollar una gallina con una pluma de pavo real y el jueves 23 de agosto del presente año trate de robarle la nariz a un payaso de un circo que viene a veces a mi ciudad, claro el payaso se espanto entonces quiso golpearme pero... perdón, que vergüenza para con ustedes yo solo soy un simple narrador, no debería estar contando mis intimidades tan abiertamente, debo solo dedicarme a lo mío que es narrar historias ajenas porque soy un narrador omnisciente, o soy omnipotente, y si soy omnipotente ¿soy dios?, lo dudo, nada me sale bien, todo en mi vida es un boomerang de situaciones poco favorables, pero no quiero distraerlos con mi vida, no, a lo que voy es a lo que voy, la historia central... pero antes de seguir tengo que poner voz de narrador serio y eficiente, nada de cotidianidades por acá señores, bueno, a la cuenta de tres va el narrador eficaz, 1, 2, 3... Naftalina, camina por la ciudad sin rumbo fijo y mantiene la sonrisa encriptada en el rostro... ¿en realidad es necesaria mi presencia en esta historia?, ¿hace falta un narrado? o ¿es solo una excusa?... los narradores tenemos nuestros derechos, tenemos nuestras dignidades...
Neftalina: porque demonios no te quedas callada de una vez y sigues contando la historia, me tienes helando aquí en la calle, le acabo de morder el dedo a un tipo gordo y con bigotes que tenia cara de pocos amigos.
Narrador: Perdona, he tenido problemas últimamente, muchos problemas
Neftalina: a mi tus problemas me importan un carajo, solo me importa que continúes narrando que es para lo que te pagan, sigue narrando lo que yo haré aunque sabes bien podria hacer que te despidieran si comienzo a ser un narrador en primera persona...
Narrador: hazlo, esta historia es un absurdo, a mi me da lo mismo, soy un narrador, narradora en huelga, mi nombre es Maria de las Mercedes Sosa y tengo 25 años, soy medio gordita e incomprendida, la gente me tiene miedo porque simplemente tengo un acento extraño y porque quizás se me mueve un ojito cuando hablo, pero soy buena persona, si esto de la narración empezó como hobby, yo quería ser bibliotecari...
Naftalina: Podrias dejar de decir tantas idioteces, has ganado que yo comience a narra mi historia, puedes irte por donde llegaste “gordita”
Camino por las calles sin rumbo, voy a la deriba en un mundo qu eme parece de asfalto y ruedas de caucho… No, no puedo sentirme sin rumbo pues acababa de iluminarme, entonces empezare de nuevo… Camino por las calles sintiendo en mi alma el fulgor eterno de la luz divina, aun no se bien pero en la vuelta de la esquina un bello hombre con corbata de flores me besara la mano la tomara y me llevara a ver las estrellas con…
Narrador: claro, todo a tu favor verdad, o sea, ¿solo piensas en ti? ¿Y que hay de mi?
Bueno, el hermoso hombre de corbata floreada también tenia un amigo
Narrador: por favor has que sea un payaso un payaso del circo las Ameritas, el de la peluca verde, el de la nariz roja, el que Quería pegarme porque trate de robársela, has que ese sea el amigo de tu hombre floreado y has que este ultra súper enamorado de mi, que me quiera para siempre toda toda la eternidad y que me regale una serenata en la playa cuando no haya absolutamente una luz encendida y las estrellas y el sonido del mar sean nuestra única compañía, por favor has eso, te lo ruego…
Naftalina: Eres patética y desesperante sabes? Pero que va’ la tipa que se supone que manda en la historia se quedo dormida hace rato, solo esta frente a la pantalla con los ojos abiertos creyendo que ella escribe pero hace rato que nos tomamos el poder de la historia así que podemos hacer lo que se nos venga en gana, así que esta bien, el amigo de mi floreado era un payaso y precisamente el payaso de ese circo, ¿contenta?
Narrador: Si, ¿y tiene olorcito a flores tu floreado?
Hombre de bigotes y lentes cuadrados: Podrían dejar de parlotear tantas idioteces y por favor darme una venda para mi dedo, me mordiste muy fuerte muchacha tonta y me duele ahora, quizás que infección tenias en los dientes, que va a pensar mi señora cuando me vea llegar así a la casa…
Camino y me devuelvo donde el hombre al cual le mordí el dedo hace
Pero cuando le duele la panza no hay quien le haga ser un poco menos...
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brabisimo precioso hermoso ingenioso maravilloso genial
lo mejor ue has escrito opino yo
Tú eres la protagonista. Sergio es el señor de gafas cuadradas y bigotes. Y soy el payaso. ¿Quién será la narradora?
jajajaja que eres loco las cosas que se te ocurren!!! el narrador es Pedro Carcuro
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