En el bosque un día


Había un bosque, era un bosque muy bello rodeado de plantas con aromas diversos y aterciopelados, el cielo comenzaba a ponerse de color carmín y pequeñas aves volaban raudo hacia sus nidos donde de seguro estaban sus polluelos esperando por algo de comer. caminé incesablemente recorriendo aquel paraje con encanto inocente, no sabía con que podría encontrarme, de pronto de la nada apareció un árbol muy enorme frente a mis ojos, no tenía hojas, en vez de eso tenía pequeñas esferas luminosas que emitían un dulce zumbido invisible, lentamente me acerque al árbol, para poder tocarlo y sentir la textura de su madera añosa y su aroma gastado, cuando llegué a el quedé fascinada, el zumbido de las esferas luminosas era como el canto de los grillos durante alguna noche estrellada, relajada decidí dormir una siesta justo debajo del árbol y entre sus raíces que casi querían salir caminando me dormí profundamente, no recuerdo cuanto tiempo dormí pero fue uno de los sueños más relajantes y bonitos que tuve. Al despertar el zumbido de las esferas era más sonoro que antes, presentía que ya no estaba sola en el árbol, temeros me asome por un costado de su tronco para ver que era lo que sucedía y allí lo vi, era un ser delgado con orejas puntiagudas y una nariz muy larga que emitía un resplandor amarillo casi celestial, estaba haciendo malabares con las esferas del árbol, no me atreví a hablarle preferí simplemente observar en silencio como lo hacen las flores.

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