Su perfume trepó por mi nariz e intoxico mi alma por unos eternos 5 segundos, luego, olvidé su nombre.
Las polillas giraban alrededor de la ampolleta, eran tantas que ni siquiera pude contarlas, de pronto una de ellas calló sobre mí ante brazo y comenzó a caminar torpemente, al mismo tiempo, yo humedecía la punta de mi dedo con la macabra intención de oprimir sus alas contra mi piel. La despojé de sus alas para dejar en evidencia a aquel diminuto insecto largo y marrón, con apariencia de gusano, con seis patas y dos antenas. Le quite lo más bello que tenía, sus alas que ahora soplo y caen al piso y seguramente mañana barreré.
Me gusta mucho, la verdad.
Me uno :)
Pásate: http://lacuevadelarana.blogspot.com/
Buenisimo! Te felicito! Mucha imaginacion lo que todo buen escritor necesita, segui asi :D
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