Te vi dormir con los ojos abiertos el otro día, sentía que de alguna manera de tus ojos salía una especie de color difuminado, algún tipo de arcoíris en tamaño reducido, era tu arco de halo tangente el que se iba proyectando en ese pequeño cielo alrededor de tu cama. Tus frazadas del mismo material con que se hacen los peluches te mecían y te veías tan placido que nadie podría imaginar que habías desaparecido hace tanto tiempo. Un calcetín colgando en la lámpara sobre tu mesita de noche me decía que aun estabas presente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Publicar un comentario